A la hora de decidir la compra de una tableta hay una definición clave, como alguna vez ocurrió con la compra de una computadora. ¿Para qué se usará? Allí entonces empieza una serie de respuestas que tienen como destinatario tantos usos como personas en el mundo.
Si llevarlas a cualquier lado es una de las prioridades, lo ideal es comprar una tableta con pantalla de 7 u 8 pulgadas, ya que esto reduce su peso: algunas llegan a pesar menos de medio kilo, como lo que sucede con Samsung Galaxy Tab 3, de poco más de 300 gramos, igual que el más reciente iPad mini. No son las únicas: la Nexus de Google de segunda generación tiene el mismo peso y la Acer Iconia apenas supera los 400 gramos.
Sin embargo, el peso y la portabilidad no son las únicas condiciones: que sea lo más completa posible es lo que piden los usuarios. Y eso significa no solo que funcione bien: que también tenga conexiones disponibles de todo tipo, y que tengan una tienda de aplicaciones lo más completa posible. En ese sentido, algunos modelos no incluyen la posibilidad de incluir tarjetas de memoria externas para ampliar la capacidad (como los iPad y la Nexus), puerto USB ni cámaras con flash (como el mismo iPad mini en sus diferentes versiones, por ejemplo). En general, los equipos más modestos son los que suelen incluir toda clase de conectores.
Otro ítem a tener en cuenta es la duración de la batería. Una de las mejores en este aspecto es la Lenovo Yoga Tablet de 8 pulgadas que ya se vende en el país: puede alcanzar las 18 horas de autonomía. Dependiendo el modelo, otras tabletas pueden durar 6 horas, por lo que si se la quiere para viajar habrá que buscar una que pueda superar esa autonomía. ¿Algunos ejemplos? Según el sitio ConsumerReports.com, especializado en reseñas de productos, la Galaxy Tab Pro 4, y la Lenovo IdeaTab A8-50, ambas con sistema operativo Android, que pueden alcanzar las 13 horas.
Justamente un ítem importante será el SO de las diferentes tabletas. Apple ofrecerá su última versión (iOS 8) desde el iPad 2 en adelante. En el caso de Android, si bien el último sistema operativo es el 4.4 (y Android L en nuestra primavera), no todas las tabletas vienen con esa versión. Tener la última versión garantiza acceder a todas las actualizaciones de las aplicaciones y a las últimas innovaciones a nivel de software (funciones de la cámara, mejoras, etc). La disponibilidad de KitKat o Android L para determinado modelo depende del fabricante; habrá que consultar en casa caso qué planes tiene. Las que ya están confirmadas para recibir Android L son las tabletas Nexus.
A la hora de tener los mismos programas que en la oficina, las tabletas con Windows se imponen con su versión RT, que viene con la suite de oficina pre instalada: Word, Excel, y PowerPoint. Los modelos con Windows 8 convencional son, en rigor, una PC, por lo que pueden usar cualquier aplicación disponible. La tableta más reciente de Microsoft, la Surface Pro 3, la lanzaron directamente como “la PC que se animó a ser Tablet” y funciona justamente como las dos cosas: es una potente computadora que puede ser utilizada como dispositivo touch. Pero no es la única que funciona así: la Dell Venue 11 Pro es un ejemplo de equipo “convertibles”, mientras que la línea Asus Transformer Book incluso se anima a combinar a Android y Windows bajo un mismo techo.
Para quienes usen una tableta con Android o con iOS, la posibilidad de editar documentos, planillas y presentaciones también está, usando el mismo Office de Microsoft (gratis para ver archivos, pago para editarlos) o las múltiples opciones gratis hechas por terceros para ver y editar ese tipo de archivos.
Si bien hay mucha discusión alrededor de esto, lo importante aquí será que todo en la tableta fluya lo mejor posible: la velocidad de las transiciones, cómo se desempeñan las aplicaciones y sobre todas las cosas qué tal funcionan los juegos que son muchos para estos dispositivos. En Android, un chip de doble núcleo y 1 GB de RAM debería ser lo mínimo; en Windows, un Atom y 2 GB de RAM.
Algunas tabletas vienen con algunas prestaciones que otras no poseen. Para abaratar costos hay modelos que no traen cámara frontal, otras que sí traen GPS y están las que son compatibles con redes 3G y pueden llevar un chip de telefonía celular para utilizar un plan de datos cuando el WiFi no está cerca. En la Argentina, algunas tabletas cuentan con sintonizadores de televisión digital, mientras que otras, más curiosas son resistentes al agua, como la Sony Xperia Tablet Z.
Todas las tabletas traen WiFi por lo cual el espacio de almacenamiento interno, en algunos casos, será relativo: muchas cosas se consumirán vía streaming y no será necesario tener tanto espacio. Claro, excepto que quieras llevar “encima” música o películas. Hay tabletas que llegan a los 128GB.
A la hora de la compra, entonces, habrá que evaluar los usos principales: ¿es solo para leer libros o mirar videos de YouTube? Entonces no hace falta mucho. ¿Tienen que servir para procesar imágenes más complejas de algunos videojuegos o películas en alta calidad? El presupuesto empieza a incrementarse. Y además. ¿Tiene que tener programas ofimáticos, ofrecer la posibilidad de incorporar un teclado Bluetooth, conectarse a un televisor vía HDMI y más?
¿Y cuánto salen?
Los precios varían bajo una ecuación simple: por lo general, tabletas con más pulgadas suelen costar más. Entre siete y ocho pulgadas, una de buen nivel puede arrancar en los 200 dólares en los Estados Unidos, aunque también hay versiones más baratas como la Kindle Fire, de Amazon, que puede conseguirse en 139 U$S. Las de 10 pulgadas, en cambio, ya entran en los 350 dólares. Las más completas, tabletas que parecen PC, pueden trepar hasta los 750 dólares (o lo que sale una buena ultrabook).