Para muchas personas resulta difícil imaginar que el tiempo de vida promedio de un smartphone son 2 años ya sea por obsolencia programada o por fallas en su sistema, a continuación le presentamos 4 de las principales señales:
1.- Los fabricantes te han abandonado
Las dichosas actualizaciones de los sistemas operativos pueden crear un gran dolor de cabeza, sobre todo si utilizas un terminal con Android. La fragmentación es un problema grave que muchos fabricantes no se lo toman en serio, utilizando versiones antiguas o dejando vendido al usuario sin ofrecerle actualizaciones.
Esta situación se da sobre todo en la gama media-baja, pero también en fabricantes menos conocidos que “pasan” de tener al día sus teléfonos. Para un usuario básico puede ser suficiente, pero cuando empiezas a ver que tus amigos tienen más funciones que tú en apps que tú usas puedes plantearte comprarte un teléfono nuevo.
2.- El terminal se te ha quedado pequeño
Este punto puede referirse a dos cosas: a la pantalla o al espacio del dispositivo. Es comprensible que te atraigan los pantallones, incluso los de los ‘phablets’ (hasta Apple se ha sumado a la moda). Si notas que cada vez pasas más tiempo frente a la pantalla y que te estás dejando los ojos no lo dudes: que tu siguiente teléfono sea mayor de 4.5 pulgadas.
Otra cosa es que se te quede pequeño el terminal en sí. Por ejemplo, con el espacio del dispositivo, que puede llegar a ser una lata. Sobre todo cuando nos ponemos tacaños a la hora de elegir un modelo, que te sale barato pero al que luego no le puedes instalar nada. Ni siquiera te deja almacenar las fotos de las cadenas de WhatsApp que te reenvía algún pesado.
Si tienes que hacer virguerías eliminando la caché de las aplicaciones o borrando y volviendo a instalar apps que necesitas vas a tener que comprarte un teléfono con una buena memoria interna o, al menos, que admita tarjetas microSD.
3.- La obsolescencia programada
Una cosa es la obsolescencia percibida, que es la que nos creamos en nuestra mente pensando que nuestro teléfono se nos ha quedado viejo a pesar de estar en buenas condiciones, y luego está la obsolescencia programada, que pensamos que es cuando los fabricantes dejan de actualizar el sistema operativo, pero también sucede cuando después de actualizarlo comprobamos que se ralentiza.
A esta fiesta de la programación de la vida útil de un teléfono se le une que la batería suele tener un número de ciclos a partir de los cuales la carga comienza a durar menos. Y, no vamos a ser malpensados, pero quizá algún duende ralentice el teléfono más de lo necesario para que estrenes teléfono antes de tiempo.
4.- Estás harto de tu sistema operativo
Hay dos tipos de personas que jamás cambian de sistema operativo: los ‘fanboys’, que son como parroquianos y tienen un odio militante hacia los “rivales”, y los que sienten cómodos en un ecosistema porque “ahí tienen sus cosas”.
Luego están los aventureros o los que tienen envidia de las apps o funcionalidades del teléfono de un colega (aquí te contamos cómo pasar de Android a iOS y viceversa).
Como ya cantaba el gran David Bowie (más o menos) a lo mejor es hora de un cambio en tu smartphone. Aunque si el viejo aún es útil quizá puedas sacarte un dinero con alguna de estas apps de segunda mano, según Tecno Explora. com.