El reloj inteligente, o ‘smart watch’, está en boga. Samsung y LG presentaron los suyos hace poco y Motorola lanzará, finalmente, el suyo con precio y fecha de venta. También se dice que Apple presentará su reloj el próximo 9 de septiembre en el mega evento de Flint Center de Cupertino, en EE.UU.
El posible comprador de cualquiera de estos productos se hace la misma pregunta: ¿para qué sirve el reloj inteligente?, ¿cuál es su verdadera utilidad?
Los relojes inteligentes, como las pulseras, dan la hora, miden los pasos, el consumo de calorías y -en algunos casos- monitorean el ritmo cardíaco; al tiempo que permiten ver las notificaciones que llegan al teléfono: SMS. mail, Whatsapp, Facebook. Y, en algunos casos, interactuar con esas notificaciones.
También notifica llamadas entrantes y sirve, a la vez, para controlar la música del smartphone. En el ‘smartwatch’ se pueden seguir indicaciones de mapas y funciona como manos libres. El Samsung Gear S permite hacer llamadas de voz y tiene conexión de datos independiente del smartphone.
Los relojes inteligentes pueden servir como ayuda para pacientes con alguna enfermedad (monitoreo de signos vitales, recordatorios, etcétera). Y hay quienes los ven como una alternativa a la billetera móvil o como un método de autenticación (para abrir puertas, por ejemplo).
Como idea, la del reloj conectado es genial, sobre todo porque recupera un espacio muy conveniente para recibir información, como es la muñeca. Pero, al parecer, el ‘smartwatch’ no ha logrado todavía demostrar qué tiene de único y qué hace que no sea un accesorio medianamente superfluo. No está clara cuál es su aplicación estrella.
La computadora portátil y el teléfono móvil tienen una utilidad evidente: permiten hacer algo que la versión tradicional, fija, no puede. Las versiones originales eran pesadas, de duración limitada, carísimas. Pero la conveniencia era indiscutible. Lo mismo con el reproductor de MP3: un dispositivo que permitía prescindir de cassettes o CDs.
LAS VENTAJAS
Tamaño: a futuro serán un poco más pequeños, más al estilo de un reloj normal, por ejemplo el LG G Watch R.
La pantalla: un tema clave es la pantalla: el LG G Watch y el Samsung Gear Live tienen baja visibilidad a la luz directa del sol; una pantalla mejor consume más batería. Pebble logra ofrecer cuatro o cinco días de autonomía apelando al blanco y negro y la baja resolución.
Compatibilidad: los relojes Pebble funcionan en Android y en iOS, y hay aplicaciones no oficiales para Windows Phone y BlackBerry 10.
Los primeros relojes de Samsung sólo son compatibles con algunos teléfonos Galaxy, el resto (LG G Watch, Samsung Gear S y Live, Motorola Moto 360, Sony Smartwatch, etcétera) admiten cualquier móvil con Android.
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