Pese a los titulares, el bullicio y el jolgorio que provocan ejemplos como WhatsApp, Angry Birds y Candy Crush Saga, la gran mayoría de aplicaciones que pasa por las tiendas digitales lo hace sin pena ni gloria. Y la tónica irá a más. Al menos eso es lo que se desprende del último estudio elaborado por la consultora Gartner, que apunta a que en 2018 solo un 0,01% de las aplicaciones serán rentables.
Y es que el ecosistema de las «apps» es hoy un inmenso escenario en el que conviven millones de desarrolladores. «Apenas existen barreras para entrar en este mercado», explica Miguel Ángel Lozano, director del Título Propio de Experto Universitario en Desarrollo de Aplicaciones para Dispositivos Móviles de la Universidad de Alicante. «Cualquiera puede publicar pagando una muy reducida cuota anual y con un ordenador y un móvil ya tenemos un kit de desarrollo para trabajar».
¿El resultado? Cada día la App Store de Apple recibe 500 aplicaciones nuevas de media. La mayor parte de las mismas son gratuitas, lo que hace que «los consumidores eleven sus exigencias a la hora de pagar por otras», reflexionaba Dunley. En efecto, el estudio queIAB Spain realiza anualmente sobre Mobile Marketing en nuestro país dejaba claro en septiembre del pasado año que, a pesar de que se ha doblado el uso de aplicaciones, tan solo el 35% de los usuarios pagó por una de ellas.
«Y menos de lo que cuesta un café», precisa Carlos Méndez, socio de Ameu8, la empresa que desarrolla soluciones de movilidad para el grupo Everis. Méndez está convencido de que el modelo «no es sostenible económicamente» porque a estas alturas es difícil cambiar la mentalidad de los usuarios y porque «los sueldos son cada vez más elevados y los recursos para hacer ‘apps’ más caros». A este respecto, ve paralelismos con la burbuja de las punto.com, vaticinando que «el mercado se romperá cuando caiga alguna de las grandes».