Es siempre positivo y enriquecedor el consenso, la discusión y lograr un pacto en un sector tan determinante para el desarrollo del país como el educativo. Qué bueno es saber que más de 9,000 personas presentaron sus opiniones sobre cómo mejorar el sistema educativo y que se recibieron 35,477 propuestas sobre diez grandes temas; para hacer posible que nuestro país disponga hoy de un “Pacto Educativo”. Un logro y consenso que no es nuevo en favor de la educación dominicana; sector en el que en 1992 se arribó al más importante y transcendental plan en favor de la educación, el Plan Decenal de Educación 1992 – 2002, una iniciativa de una participación, entusiasmo y propuestas sin precedentes; donde se consensuaron y plasmaron propuestas que debieron de transformar la educación en los 10 años siguientes. Pero que lamentablemente, más de 20 años después, nos encontramos con que nuestro país ocupa el lugar número 143 de 144 países en “Calidad de la Educación Primaria”, una sola muestra de los múltiples indicadores que en materia de educación nos evidencia lo mal que estamos en ese sector y lo mucho que hemos retrocedido.
No quisiéramos que el celebrado “Pacto Educativo” tenga la misma suerte que el Plan Decenal de Educación”; pues lamentablemente hay muchas coincidencias en ambas iniciativas; ya que forman parte de la cultura del análisis, del diagnóstico y de los documentos de nuestro país. Cuando lo que realmente hace falta en la República Dominicana es acción, voluntad política y mucha creatividad para cómo diría el laureado experto en gerencia Larry Bossidy “HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN”, pues en nuestro país nos hemos acostumbrado a celebrar los anuncios y no los resultados concretos.
Lo que más me preocupa del “Pacto Educativo” es que en lo que he podido revisar por el momento hay una ausencia preocupante de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) y el aprendizaje electrónico (eLearning), que son las herramientas fundamentales para revolucionar y transformar el sistema educativo dominicano. Lo que he visto hasta ahora del “Pacto Educativo” es querer lograr “resultados diferentes haciendo lo mismo”, con las mismas aulas del pasado, con borrador y tiza, con los mismos maestros, con el mismo esquema retrograda, en plena era digital.