Este acontecimiento es considerado tan importante en la robotica como, para los humanos, la invención de la escritura. Un programa bautizado como Eugene Goostman ha conseguido convencer a un tercio de su audiencia de que su conversación no era la de una máquina, sino la de un adolescente.
Ese era precisamente la propuesta postulada por el test de Turing, enunciado en los años 50 por el archiconocido matemático inglés que descifró Enigma, la máquina de códigos utilizada por los nazis.
En un artículo en el que Alan Turing se planteaba la pregunta “¿pueden las máquinas pensar?”, el científico aseguraba que la verdadera inteligencia artificial podría ponerse a prueba con una simple charla.
Una máquina que fuese capaz mediante la conversación de engañar a un 30% de la audiencia acerca de su condición humana estaría mostrando, expuso Turing, cualidades más que suficientes para considerarla tan inteligente como cualquier persona de carne y hueso.
Goostman
En una serie de pruebas celebrada en la academia de las ciencias británica, la Royal Society de Londres, Eugene Goostman hizo creer a un 33% de quienes charlaron con él vía texto de que era una persona real: un adolescente de 13 años de edad de nacionalidad ucraniana.
Goostman, el programa que pasará a la historia como el primer sistema de inteligencia artificial en superar el test de Turing, ha sido desarrollado por un equipo ruso.
Pese a que hay quienes reclaman el título por haber superado este test con anterioridad, lo cierto es que es la primera vez que un programa que supera la prueba de Turing lo hace sin haber sido preparado previamente.
Eso quiere decir que los creadores de Goostman no recibieron con antelación información acerca de las preguntas que los examinadores le iban a hacer, ni siquiera un conjunto de temas genéricos sobre los que debería de hablar, informa The Independent.
Este nuevo avance en inteligencia artificial demuestra el avance de la computación y abre la puerta a nuevos desarrollos que permitan sistemas robóticos cada vez más autónomos.
La semana pasada, sin ir más lejos, SoftBank anunciaba el próximo lanzamiento al mercado de un robot capaz de detectar las emociones de los seres humanos, y de aprender de ellas.