Muchas aplicaciones son criticadas debido a que es su clasula de contrato, estas dicen que pueden usar todas de informaciones, imágenes, ubicación entre otras sin que el usuario se percate.
Todo esto casi siempre lo dicen en el momento en que la descargamos y aceptamos los terminos de uso. Lo peor de todo esto es que son aplicaciones de uso diario.
Un enunciado de 91 palabras en jerga legal incluido en los términos de servicio de LinkedIn, dice la red social tiene permiso para hacer lo que se le venga en gana con tus cosas.
¿Expresaste una gran idea? ¿Un invento revolucionario? La compañía puede apropiárselo.
La empresa puede reclamar cualquier cosa que compartas en la red profesional -aunque sea indirectamente- y cambiarla, compartirla o beneficiarse de ella.
Esto aplica incluso en maneras que aún no han sido descubiertas o inventadas. ¡Este sí que es un contrato indefinido!
Una abogada laboralista dijo que esa fue la razón por la cual cerró su cuenta de LinkedIn.
Cuando se le preguntó por esa cláusula, LinkedIn respondió que se reserva esas facultades, pero no tiene intención de utilizarlas.
“Aunque nuestra licencia de contenido nos concede amplio derecho para usar el contenido de los miembros, no es un derecho que ejercemos en toda su extensión. Nuestra práctica ha sido siempre la de pedir primero permiso a los miembros antes de utilizar su contenido en un anuncio”, dijo la compañía en un comunicado.
Brightest Flashlight Free
Cuando los teléfonos Android no cuentan con una linterna integrada, muchas personas recurren a la aplicación “Brightest Flashlight Free”, que puede activar y desactivar el flash de la cámara. Más de 50 millones de personas han descargado esta aplicación… sin saber que en secreto los espiaba.
Los términos de servicio indicaban que la aplicación recolectaría periódicamente información. Pero no aclaraba que la aplicación rastreaba cada movimiento del usuario y enviaba esa información a terceros anunciantes. Lo peor de todo, “aceptar” los términos del servicio era una mera pantalla. La aplicación comenzaba a recoger datos de geolocalización antes de que una persona siquiera le diera permiso para funcionar.
Era tan maquiavélico que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos demandó a la empresa y a su propietario en 2013. Goldenshores Technologies y Erik Geidl resolvieron los cargos presentados por la Comisión. Acordaron eliminar cualquier dato personal que tuvieran en su poder y, en el futuro, informar plenamente a los clientes acerca de la vigilancia que efectuaban y esperar el permiso para comenzar.
En el año 2012 Instagram cambió sus términos de servicio a fin de poder vender tus fotos a empresas de publicidad. Podían pegar tu rostro en cualquier anuncio sin tu permiso.
La decisión asustó a mucha gente. En un solo mes, la compañía perdió la mitad de sus 16.3 millones de usuarios diarios. El éxodo obligó a Instagram a expresar un mea culpa público.
“Los documentos legales son fáciles de malinterpretar”, dijo la compañía. “No es nuestra intención vender tus fotos”. El lenguaje había cambiado, y el cofundador Kevin Systrom juró que la compañía no tenía planes de hacer ese tipo de cosas.
Un año más tarde, la empresa se ha recuperado. Instagram superó los 200 millones de usuarios en marzo. Pero el episodio no ha sido olvidado.
Exercise
“Exercise” es una aplicación que promete enseñarte 15 nuevos ejercicios. Ha sido descargada más de 10,000 veces en la tienda Google Play y recibe muy buenas críticas.
¿La sorpresa? Si la descargas le permites a la aplicación monitorear tu ubicación exacta, examinar tus conexiones Wi-Fi y grabar tu navegación por Internet. Al conectar el teléfono a una computadora, puede explotar los archivos que hay en ella o incluso eliminarlos.
Su fabricante es VelBrothers, y no hay ningún registro que revele su verdadera identidad. Los correos electrónicos de CNN quedaron sin respuesta. Este desarrollador ha hecho más de dos docenas de otras aplicaciones sobre ejercicio, meditación y juegos infantiles, y todas ellas tienen características voyeuristas similares.
El sitio AVG Threat Labs, que evalúa la seguridad de las aplicaciones, las califica a casi todas como malware potencial e invasoras de la privacidad.
Twitpic
La herramienta que se utiliza para compartir fotos en Twitter tiene términos de servicio tan injustos que cualquier artista que se precie despreciaría.
Twitpic se atribuye el crédito de tus fotos, conserva tus imágenes eliminadas y no puedes demandar a la compañía pasado un año. Tú posees el copyright de la obra, ¿pero qué es el derecho de autor si no te dan el crédito de tu obra?
Las disposiciones del contrato de uso son tan diabólicas que el proyecto ‘Terms of Service: Didn’t Read’ en defensa del consumidor le dio la peor calificación posible.
Snapchat
La aplicación que permite compartir fotos y vídeos de forma temporal promete mayor privacidad y seguridad. Incluso puedes enviar fotos con un temporizador de autodestrucción.
Pero al comenzar 2014, la compañía sufrió un ciberataque que expuso la información personal de 4.6 millones de clientes. Fue cuando se descubrió que la aplicación estaba hurtando en secreto las listas de contactos telefónicos.
Los términos de servicio originales de Snapchat no mencionaban nada acerca de subir tu lista de contactos a sus servidores. Finalmente añadió esa disposición en sus términos de servicio en 2012, de acuerdo con una investigación federal posterior.
Y lo que era peor, los vídeos que pretendidamente “desaparecían” en realidad no se destruían. Se almacenaban, sin cifrar, en los teléfonos. Cualquiera podía simplemente conectar tu dispositivo a una computadora y reproducirlos.
La semana pasada, Snapchat resolvió las acusaciones presentadas por la Comisión Federal de Comercio por engañar a los clientes.
Excelente articulo