El «smartphone» es capaz de reemplazar las llaves de la casa con las cerraduras conectadas. Varios fabricantes de tecnología proponen productos y sistemas de seguridad capaces de abrir una puerta con solo un clic, grabar a una persona que merodea en sus inmediaciones o incluso avisar al dueño de que un ladrón acaba de acceder a su domicilio.
Goji es una de esas empresas vinculadas al sector. Su invento, Smart Lock, es simple pero efectivo. Un sistema de bloqueo envía una alerta directamente al terminal cuando uno de los habitantes de la casa está cerca y abre, automáticamente, la puerta.
Una cámara integrada instalada en la cerradura permite monitorizar las imágenes de los visitantes, así como las entradas por la misma, unos datos que se envían a los teléfonos inteligentes de los propietarios a través de la red wifi. Su precio es de 299 dólares.
Las claves numéricas temporales, que tienen una validez limitada de tiempo o están restringidas a ciertos periodos, pueden también ser enviadas por correo electrónico a los visitantes. «Esto le permite tener confianza y controlar el acceso a su domicilio» explica a la agencia AFP Gabriel Bestard-Ribas, confundador de la compañía. «Todos hemos perdido o dado claves a personas que ya no vemos más y no sabemos si hicieron duplicados».
Otro ejemplo de esta vanguardia es la ofrecida por August, que se comunica por Bluetooth. Por tanto, no se conecta a internet, sino que accede al terminal para gestionar las invitaciones de acceso. Tiene compatibilidad con las plataformas iOS y Android. Saldrán a la venta en breve y su precio es de 199 dólares.
Los cerrajeros Kwikset y Schlage también presentaron sus cerraduras inteligentes en el CES. El «gadget», llamado Kevo, reconoce el «smartphone» del habitante de la casa y se abre cuando esta persona toca lo que parece ser una cerradura ordinaria en la puerta. «Siempre y cuando usted tenga su teléfono en el bolsillo o en el bolso, toca la cerradura y, en un segundo, se bloquea o desbloquea», describe Phil Dumas, presidente de la compañía UniKey, cuya tecnología está integrada a la Kevo. «Incluso puede decirle de qué lado de la puerta está; si usted está dentro y una persona toca la cerradura del lado exterior, (la puerta) no se abrirá», explica.
Por su parte, la cerradura Schlage ofrece un cerrojo con pantalla táctil que permite abrir la puerta a una cierta distancia desde un «smartphone». Incorpora alarmas integradas que suenan si se introducen repetidas veces códigos incorrectos. Alternativa a estos modelos es el de KeyMe, una especie de «almacén digital de llaves» desde donde se pueden guardar copias de las llaves físicas en internet. O el timbre SkyBell, que se puede comprar por 199 dólares en la tienda «online» Amazon, que permite saber quién está al otro lado de la puerta gracias a una cámara desde el móvil. Como un videoportero de los de toda la vida, pero controlado por el teléfono. Entre sus ventajas, dispone de sensores de movimiento y de visión nocturna.
Nombres aparte, el caso es que todas estas cerraduras permiten, asimismo, un acceso limitado con claves numéricas o códigos temporales y prometen vigilar quién entra a la casa y enviar los informes al «smartphone» del propietario. Sin embargo, la seguridad de estos sistemas puede quedar en entredicho según algunos expertos.
Es increíble ver como la tecnología ha avanzado hasta el punto de poder abrir la puerta de nuestro hogar con nuestro teléfono inteligente. Creo que es algo bien innovador y a la vez parece algo seguro, aunque como consumidora me puede llegar a la mente: ¿que puede ocurrir si pierdo mi teléfono o si soy asaltada?
La tecnología nos sorprende cada día!