¿Quieres que a tu hijo le vaya mejor en los exámenes del colegio? Entonces quítale el teléfono móvil (¡lo siento chicos!).
Las escuelas que prohíben a los estudiantes llevar los teléfonos a clase han visto una clara mejora en los resultados de las pruebas académicas, según un estudio de la London School of Economics.
“Descubrimos que el impacto de prohibir los teléfonos a estos estudiantes equivale a una hora adicional de clases por semana, o a aumentar el año escolar en cinco días”, según los investigadores Richard Murphy y Louis-Philippe Beland.
Los autores investigaron la evolución de las políticas con respecto a los teléfonos en 91 colegios de Inglaterra desde 2001, y compararon los datos con los resultados logrados en exámenes nacionales por estudiantes de 16 años. En total participaron 130.000 alumnos.
El estudio concluyó que, tras prohibir los teléfonos, las escuelas mejoraron los resultados académicos en un 6,4%. El impacto en los estudiantes con peores calificaciones fueron aún más notables, con una mejora del 14%.
“Los resultados indican que los peores estudiantes son más propensos a distraerse con los teléfonos móviles, mientras que los más brillantes son capaces de enfocarse en las clases independientemente de las políticas de uso de teléfonos”, dijeron los economistas.
Murphy y Beland agregaron que su estudio no significa que los teléfonos y otras tecnologías no puedan utilizarse para mejorar el aprendizaje.
“No obstante, las nuevas tecnologías tienen sus posibles inconvenientes”, declararon, citando, por ejemplo, la tentación de enviar mensajes de texto, jugar videojuegos o distraerse con las redes sociales.
El uso de los móviles en las escuelas es tema polémico, ya que por un lado los padres quieren poder comunicarse con sus hijos, mientras que por otro los profesores se quejan de las distracciones que eso genera.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, levantó en marzo una prohibición a los teléfonos en las escuelas que regía desde hace una década, y dejó al arbitrio de las escuelas la decisión de fijar sus propias reglas al respecto.
Pero Murphy y Beland creen que esa decisión puede ser contraproducente.
“Los colegios podrían reducir significativamente las diferencias académicas prohibiendo el uso de móviles en escuelas, pero al permitirlos, Nueva York podría incrementar indirectamente las desigualdades”, señalaron.