La hiperconectividad que nos permite hoy Internet, esa gran red de redes que hace posible mantenernos comunicarnos, informados, actualizados, entre muchas otras bondades. Es también un espacio donde se reflejan las grandes bajezas humanas, donde diariamente miles de enfermos sexuales, manipuladores, pederastas y personas con una amplia diversidad de patologías mentales se confunden entre nosotros, y sin saberlo podemos tener contactos e interacción con esos tipos de inconductas, y lo que es más grave, nuestros hijos, hijas, ahijados, vecinos y cualquier niño o niña inocente puede estar siendo chantajeado, extorsionado, manipulado o mal influido por uno de estos antisociales.
Cuando un niño, niña, adolescente o adulto se burla y acosa con relajos y ofensas a otro niño por medio de la Internet o cualquier otro medio digital, eso se llama ciberbullying; una practica que se ha extendido por todos los colegios, escuelas, universidades y hogares dominicanos, y que por demás lastimosamente no está penada por ninguna ley en la República Dominicana, lo que imposibilita la persecución, sanción y mitigación de este tipo de prácticas tan abominables que tanto daño le hacen a nuestros adolescentes, niños y niñas, generando profundos traumas y, en casos muy penosos, suicidios.
Igualmente de preocupante es el acoso cibernético, una práctica que afecta a decenas de miles de mujeres de nuestro país, que reciben mensajes e insinuaciones permanentes por Internet y medios electrónicos, sin que tampoco puedan emprender ningún tipo de acción legal, ya que no existe una ley que sancione este tipo de inconductas, que adicionalmente la realizan de forma sutil los pederastas que pueden durar meses y años estableciendo contacto y confianza con un niño o niña, simulando en algunos caos ser un menor, usando para esto técnicas de suplantación de identidad con fotos que no le pertenecen para ganarse la confianza de su futura víctima.
Para lograr tipificar como delito y poder perseguir judicialmente esa acción sutil, que no aparenta hacer daño, pero que afecta sicológicamente y en algunos lamentables casos termina en tragedia con un suicidio o en violación, es que se hace urgente podamos aprobar en el Congreso la ley que ya tenemos elaborada sobre ciberbullying y acoso cibernético, la cual me comprometo ante ustedes a introducir al Congreso nacional, inmediatamente nos juramentemos como Diputado de la Circunscripción número 1 del Distrito Nacional; con la ayuda de Dios y el apoyo de los ciudadanos y ciudadanas de esta demarcación.