En las principales ciudades, en todo momento estamos rodeados de asesinos silenciosos.
En calles concurridas, en edificios de oficinas pobremente ventiladas y, particularmente, en los autos, el aire que respiramos frecuentemente está lleno de gases tóxicos que causan problemas de salud, desde enfermedades pulmonares hasta ataques cardíacos.
Una nueva innovación promete armar a los ciudadanos contra tales amenazas en el aire.
El Atmotube es un elegante dispositivo de bolsillo con una batería de sensores incrustados en su caparazón de titanio. El equipo de diseño afirma que puede detectar 127 compuestos orgánicos volátiles (COV), así como gases venenosos tales como el monóxido de carbono.
El dispositivo –el cual recientemente completó una exitosa campaña de crowdfunding– toma lecturas cada 10 segundos. Los resultados alimentan los teléfonos inteligentes de los usuarios, los cuales son visualizados como un registro de calidad del aire y un mapa que muestra los niveles de contaminación a través de un área.
Vera Kozyr, directora ejecutiva de la compañía matriz, Not Another One, afirma que la tecnología es rápida, sensible y precisa en todas las condiciones.
“Atmotube detecta incluso pequeños cambios… y el tiempo de respuesta es de menos de un segundo”, dice Kozyr. “En los niveles bajos de COV, la exactitud de nuestro sensor de contaminación del aire es de aproximadamente 0,05 partes por millón. También hemos implementado mecanismos para la compensación del impacto de la temperatura y la humedad en las mediciones de la calidad del aire”.
El empresario cree que el sensor podría ser útil para cualquier persona, pero tiene objetivos específicos en mente; los padres que quieren garantizar la seguridad de sus hijos, los atletas que necesitan supervisar todo lo que entra en su cuerpo y las personas con condiciones de salud que pueden ser vulnerables a la contaminación.
El dispositivo tendrá un precio de 100 dólares y se venderá en todo el mundo, con diferentes énfasis para diferentes mercados.
“En Estados Unidos y en la UE nos enfocaremos más en la asistencia sanitaria y la colaboración con las asociaciones de asma, alergia y pulmón”, dice Kozyr. “En China, el mercado de los consumidores será nuestra primera prioridad pues las personas ya están conscientes del problema de la contaminación del aire, también tenemos previsto asociarnos con productores de purificadores de aire y filtros de aire allí”.
Un nuevo mercado en crecimiento
El Atmotube es uno de varios nuevos sensores personales dentro de un campo de rápido movimiento y diverso.
El Airbot que viene de CREATE Lab de Carnegie Mellon, saldrá a la venta el próximo año, junto con el Waterbot para probar la calidad del agua. El sensor Scio de Consumer Physics –que ya está en el mercado– ofrece un desglose nutricional para alimentos y medicamentos.
Avimanyu Basu, analista de investigación senior de Frost & Sullivan, cree que el mercado de sensores personales tiene un gran potencial, y estima que podría tener un valor de 300 millones de dólares para 2017.
“En este momento, la comercialización es muy baja, pero existe una buena cantidad de productos y tecnologías prometedoras”, dice el analista. “Algunos están en la última fase de desarrollo y han reunido un financiamiento considerable”.
Los sensores para uso de la industria ya son lucrativos. Los mercados de sensores para seguridad de alimentos y para la calidad del aire a nivel industrial tienen un valor conjunto de alrededor de 3.000 millones de dólares, según una investigación interna de Frost & Sullivan.
Con el costo en caída de los componentes, Basu cree que se puede cumplir con las normas industriales a través de dispositivos portátiles con un costo relativamente bajo, al mismo tiempo que ofrece la ventaja de rendimiento de las lecturas instantáneas.
Los sensores personales también podrían tener un impacto que va más allá de la salud y la seguridad del usuario. El mapeo de la calidad del aire podría ser de vital importancia para la política de salud pública, y para hacerle frente a las zonas de guerra o las secuelas de los desastres… una compañía ya ha producido un sensor barato y ligero para analizar las condiciones en la zona de precipitación radiactiva de Fukushima.
Mientras que los sensores llegan al mercado en una gama de formas estilizadas y colores, estos podrían confundirse con otros accesorios digitales llamativos… con la diferencia de que estos podrían salvar su vida.