A casi tres años de su espectacular presentación de la mano de Sergei Brin y un grupo de paracaidistas y acróbatas en bicicletas, los Google Glass recorrieron un camino marcado por la euforia primero y la controversia por la intromisión a la privacidad, hasta que la compañía decidió su retiro. Las gafas electrónicas pasaron bajo la órbita de Nest, una firma especializada en termostatos inteligentes liderada por Tony Fadell, ex diseñador estrella de Apple, responsable de la creación del iPod.
Y, en esta nueva etapa, Fadell planea empezar de cero con el diseño de las gafas electrónicas, tras la experiencia acumulada en estos últimos dos años en torno a la intromisión a la privacidad, su interacción en público y la performance del equipo. Según el reporte de The New York Times, Brin sabía que no era un dispositivo 100 por ciento operativo, pero quería que los usuarios interactuaran con las prestaciones de Glass.
Sin embargo, tras su presentación, Glass sólo tuvo ventas restrignidas a un grupo de desarrolladores, que debían pagar 1500 dólares para tener los anteojos electrónicos. Más tarde, el programa se amplió a un público conocido como “exploradores”, un grupo de usuarios que testearon el dispositivo y que, en el día a día, algunos los denominaban“glassholes”, por la falta de moderación en su uso.
“Los miembros del laboratorio Google X sabían que Google Glass no era un producto final que podía salir al mercado”, según un ex empleado de la compañía citado por The New York Times.
Poco a poco, el proyecto Glass comenzó a perder fuerza tras la partida de Babak Parviz, uno de los ingenieros más destacados de la iniciativa, a Amazon. Por su parte, Brin, uno de los mayores entusiastas del dispositivo, dejó de utilizar las gafas electrónicas en público.
Tras su retiro del mercado, se especula que no habrá novedades sobre Glass hasta que sea un producto listo para su salida al mercado, según personas involucradas al trabajo del fundador de Nest, una firma adquirida por Google por 3200 millones de dólares.