En las últimas semanas las principales costas de nuestro país se encuentran invadidas por las algas de sargazos, un tipo de vegetación o planta marina que crece en el mar de los Sargazos, en la parte media del océano Atlántico, desde donde durante muchos años nunca se desplazaban por la habitual ausencia de vientos y de corrientes marinas. Lo cual, según expertos en la materia, ha cambiado debido a los pronunciados cambios de temperatura y clima. Desplazando dichas algas a todo el área del Caribe; impactando nuestras playas, amenazando el importante y estratégico sector turístico y la pesca. Una situación que se complica debido a que los pesticidas usados en el norte de EE.UU. que se filtran, se mezclan con el agua de ríos, lagos, mares, se combinan con el lecho marino y propician la reproducción exponencial de las algas sargazo.
Estamos convencidos de que “Con tecnología juntos haremos el cambio”; por eso, ante los principales problemas nacionales hemos podido identificar aplicaciones tecnológicas que contribuyen a la búsqueda de una solución a diversos problemáticas, como el uso de satélites para monitorear el sargazo vía satelital, lo cual permitiría ubicarlo desde el momento mismo de su crecimiento masivo, y después desviarlos hacia corrientes marinas que no impacten nuestras costas. Adicionalmente con los satélites, una vez identificados los puntos, se podría recoger el sargazo desde el mar con barcos camaroneros y reubicarlo en sus corrientes normales para que retome su camino natural como ya están haciendo Hoteleros en algunos países del caribe, que incluso ya firmaron un convenio con la Universidad de Texas, Estados Unidos. Para aplicar la solución satelital descrita en la lucha contra el extraño fenómeno de las algas de sargazos.
Otra tecnología que se pueden aplicar es el uso de mallas especiales a través de una especie de barrera flotante sostenidas en su parte superior por flotadores de polietileno y en la parte sumergida una tela resistente a los rayos ultravioletas y al agua, acompañadas de boyas que las sostienen y dan forma. La malla se sumerge unos 40 centímetros para que el alga que flota choque en la barrera y no entre al área de playa. Cómo ya se esta utilizando con éxito por varios hoteles en la región este del país.