Amazon, el gigante de la venta online, presentó hoy Amazon Go, una línea de tiendas físicas. Son mercados con una característica singular: no hay cajeros. La idea del sistema es que el cliente avisa (con su teléfono) que está dentro al pasar por el molinete de entrada, toma las cosas que quiere y se va, sin tener que hacer cola para pagar. Las computadoras y sensores dentro de la tienda hacen el resto: detectar qué cosas tomó, agregarlas a su cuenta, cobrarlas cuando el cliente sale por la puerta.
Reduce al mínimo la interacción humana para acelerar el proceso de compra, y va más allá de las experiencias (internacionales y locales) de los supermercados en los que uno es su propio cajero, o que usan sensores y análisis de video para determinar dónde están los clientes y qué productos están viendo: aquí el sistema detecta qué tomó cada uno, y lo cobra; detecta incluso si se arrepiente y lo devuelve a la góndola.
La compañía comenzará a ofrecer el servicio (limitado a venta de comida) en una tienda en Seattle (por ahora sólo para los clientes de la empresa, según reporta el Seattle Times), y espera expandir su cobertura; no está claro qué impacto tendrá en el empleo en ese sector (desaparece el cajero, pero no el repositor).