Para que puedan convivir en armonía con los humanos y con otros desarrollos similares, los robots están equipados con diversos sensores que le permiten distinguir obstáculos, operarios, peatones u otros vehículos, según sea el contexto. Por ejemplo, en la industria automotriz los prototipos de vehículos autónomos apelan a un sistema que se asemeja a una sirena, que se ubica en el techo del automóvil.
Esa es la parte visible de LiDAR, siglas en inglés de Laser Imaging Detection and Ranging, una tecnología que nació en la década del 60 y que se utiliza tanto en la arqueología, en mapas digitales y en la industria automotriz para la próxima generación de vehículos autónomos.
LIDAR funciona de una forma parecida a un radar, pero es más preciso al utilizar un haz de luz, y se comporta como los ojos del sistema informático. Sin embargo, son equipos caros y voluminosos, como se pudieron ver en algunos prototipos utilizados en los autos de Google y Ford.
Sin embargo, un equipo de investigadores del MIT y del Agencia de Proyectos Militares de Investigación Avanzada (Defense Advanced Research Projects Agency, o DARPA, especializada en desarrollar este tipo de proyectos) acaban de anunciar una nueva versión del LIDAR en un chip tan pequeño como un grano de arroz. Este sensor es mucho más pequeño, liviano y económico que los equipos actuales y promete ser el elemento que revolucionará la próxima generación de proyectos robóticos y autónomos, de acuerdo al reporte publicado en el sitio IEEE Spectrum.
Por el momento, este sensor LIDAR tiene un rango de visión corto, de hasta dos metros, pero sus creadores aseguran que podrán incrementar el alcance hasta diez metros en los próximos años.