Se trata de una nueva tendencia con vistas a revolucionar el mercado. Se trata de los «criptomercados», las tiendas online en las que comprar drogas, según ha señalado este jueves el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT).
La influencia creciente de internet en la producción, venta, compra y consumo de sustancias estupefacientes a través de diferentes herramientas amenaza con revolucionar el negocio de la droga, tal y como ya hizo con otros sectores.
La advertencia ha sido lanzada por la OEDT con la publicación de un detallado estudio sobre la aparición de «criptomercados», los riesgos de las redes sociales o la proliferación de farmacias online ilegales.
«Parece probable que los mercados de drogas por internet puedan en el futuro próximo convulsionar el tráfico de drogas de la misma forma que eBay, Amazon y PayPal han revolucionado el sector del comercio», ha subrayado el director del OEDT -con sede en Lisboa-, el belga Alexis Goosdeel.
De acuerdo con el informe, titulado «Internet y los mercados de droga», prácticamente «cualquier tipo de droga ilegal puede ser comprada online y entregada por correo, sin que el comprador tenga un contacto directo con el traficante».
En el foco coloca los llamados «criptomercados», alojados en la parte «oculta» de la red -no accesible a través de buscadores convencionales- y en la que se venden este tipo de sustancias desde el anonimato, lo que supone una «innovación» en este sector.
«Pese a que los ‘criptomercados’ todavía suponen un porcentaje minoritario en el comercio ilegal de drogas, todo apunta a que se pueden estar expandiendo», advierten los autores del informe, entre los que figuran expertos en Derecho, Sanidad y Tecnología.
A menor precio
Con una apariencia similar a la de portales legales como «eBay», funcionan a través del uso de monedas virtuales (como Bitcoin) y de navegadores que permitan mantener oculta la dirección IP (como Tor).
Además, el comprador tiene la garantía de que la transferencia económica no se completará hasta la recepción correcta del producto y puede consultar la opinión de otros usuarios sobre ese mismo vendedor.
Pese a los cierres frecuentes –Silk Road, Agora o Evolution son algunos de los casos más conocidos-, tanto vendedores como compradores «se ajustan fácilmente (…) y cuando una tienda cierra, otras aparecen rápidamente para reemplazarla».
«Un porcentaje sustancial de los clientes son traficantes de droga que se abastecen para vender después físicamente», lo que supondría una especie de «paso intermedio», según los especialistas.
El potencial de expansión de estos «criptomercados» parece de momento limitado por varios factores, como el riesgo de que la mercancía sea interceptada si es un envío internacional, la necesidad de que los usuarios posean un conocimiento tecnológico elevado y que prevean con tiempo suficiente la compra debido a que su entrega no es inmediata.
Por contra, de media, el precio de las sustancias vendidas es menor que en los mercados físicos, su calidad es normalmente superior y tambiénpresentan una mayor variedad en algunas sustancias.
El estudio hace referencia a espacios web de compraventa de drogas que sí operan en la parte «abierta» de internet, con una atención especial al«florecimiento» de farmacias online y a su papel en la expansión de nuevas sustancias psicoactivas en la última década.
El papel de las redes sociales
«Estas sustancias son vendidas como precursores químicos y drogas legales en tiendas en internet», apuntan los expertos, que advierten de la existencia de «farmacias ilegales» que venden medicamentos para un uso inadecuado.
También preocupa la proliferación en las redes sociales de comentarios, vídeos e imágenes relacionadas con el uso de drogas que pueden fomentar su consumo, sobre todo entre los más jóvenes.
El documento cita los ejemplos de Instagram, Tumblr, Facebook, Youtube o Twitter, ya que en algunas de estas redes se encuentran fotografías de estupefacientes a la venta, vídeos en los que se comparte la experiencia de consumir determinada droga o información sobre los componentes necesarios para fabricar alguna sustancia ilegal y dónde poder adquirirlos.
«Existe la preocupación de que la presencia de contenido sobre drogas en redes sociales pueda influir en el comportamiento (…) e incrementar la demanda de sustancias, especialmente entre la gente joven», se alerta en el texto.
El OEDT ha advertido también del creciente uso de redes sociales para organizar fiestas dirigidas a homosexuales que unen sexo y consumo de sustancias estupefacientes, una práctica conocida como «chemsex».