El reproductor de música de escritorio para Windows y Mac de Spotify arrastra un fallo de diseño, un “bug” en la jerga informática, que le hace sobrepasar los límites de los recursos utilizados en las computadoras de sus usuarios.
Cuando Spotify funciona y reproduce música, que puede ser hasta varias horas al día en cada computadora, se dedica a escribir, borrar y reescribir datos en el disco duro.
Algo normal en un programa de este estilo, pero Spotify lo hace de forma excesiva. Decenas de GB pueden ser borrados y reescritos en cuestión de minutos.
No todos los usuarios sufren de esta degradación de rendimiento. Pero si el bug entra en juego, los resultados pueden muy preocupantes.
“Escuché 30 canciones diferentes a lo largo del día y escribió 50 GB de datos”, reportó un usuario en sus foros de soporte. “Acabo de contar 3,4 GB en 50 minutos” contó otro.
El fallo podría estar relacionado con la forma en que Spotify almacena sus canciones o los datos de reproducción.
El tamaño de las explosiones de datos indicaría que hay algún proceso díscolo sin controlar dentro de la aplicación.
El bug, que parece tener más incidencias en la versión de Windows, se podría comparar a un coche que en vez de estar en reposo durante un semáforo, revoluciona su motor sin control constantemente, ilustró el diario catalán La Vanguardia.
Lo mismo pasa con las memorias de almacenamiento flash, que tienen unos ciclos estimados de utilización.
Si Spotify se dedica a escribir y borrar los datos sin necesidad y a un ritmo tan alto, la memoria perderá rendimiento y acabará quedando inservible.
Spotify es la mayor plataforma de música bajo demanda del mundo. Con 40 millones de usuarios pagos en todo el mundo, la empresa sueca redefinió como se consume la música en la última década.