No se trata únicamente de decidir si una persona nos parece más o menos atractiva, el funcionamiento interno de Tinder es más complicado e incluye, también, un sistema que clasifica a sus usuarios dependiendo de su nivel de “deseabilidad”. Según se ha podido saber, esta popular aplicación de contactos cuenta con un algoritmo interno que, bajo la excusa de servir para proponer emparejamientos con mayores posibilidades de éxito, también clasifica a sus usuarios según diferentes factores.
“Construir el algoritmo de Tinder nos llevó más de dos meses y medio porque tiene en cuenta muchos elementos”, afirma el CEO de la startup estadounidense, Sean Rad, en declaraciones a la publicación Fast Company. Tal como se desprende de este artículo, este ranking de usuarios no se basa únicamente en el atractivo que transmita la foto de perfil, también tiene en cuenta cómo reaccionan el resto de usuarios al visualizar nuestro perfil.
El resultado es una puntuación independiente para cada persona que, según los propios miembros de Tinder, es parecido a los sistemas de puntuación Elo que se utilizan, por ejemplo, para calcular la habilidad de los jugadores de ajedrez. El analista de datos de Tinder Chris Dumler explica que “cada vez que un usuario decide o no que le gusta una persona está emitiendo un voto”, y éste puede estar tan relacionado con el atractivo de su foto como en la información de su perfil. Sin embargo, la polémica que ha generado el reportaje no reside tanto en el hecho de que la app liste a sus usuarios según su “deseabilidad” como en la constatación de que estas listas internas se utilicen para proponer citas que están fuera del azar.
“Incluso cuando se trata de valorar una fotografía, la gente puede estar muy dividida —afirma Tor Solli-Nowlan de Tinder— algunas persona prefieren el vello facial, otras no, y lo mismo ocurre con los tatuajes, fotos con mascotas o niños, excesivas fotos en exteriores o fotos tuyas con un tigre”. Según este analista de datos de la aplicación “la puntuación no se refiere al atractivo universal” sino que tiene en cuenta otros factores que, de momento, la compañía se resiste a desvelar.
Ya a principios de 2015, el joven empresario norteamericano Justin Longdesarrolló Tinderbox, un algoritmo que automatiza la selección de perfiles de Tinder basándose en el algoritmo de reconocimiento facialEigenfaces: “Creé un bot que aprende cuándo deber hacer swipe a la derecha o a la izquierda”, explicaba el propio Long