Se espera que el mercado de los ‘wearables’ sobrepase la cifra de los 30.000 millones de dólares en 2020, así que las empresas compiten ferozmente para desarrollar el dispositivo definitivo. Y puede que lo que Ran Poliakine, más conocido por haber desarrollado el cargador sin cables Powermat, lo haya conseguido con su última creación: un guante que permite prescindir del teclado.
Tap Systems, su novísima empresa, fue presentada el miércoles y a primera vista puede no parecer demasiado atractivo: una especie de puño americano de espuma que registra el movimiento de los dedos y lo convierte en pulsaciones de un teclado que no existe… o que está en todas partes.
Ahora el muslo, la mesa o directamente el aire se convierten en teclados improvisados. Con un total de hasta 31 gestos, que se transmiten al ordenador o el móvil a través de una conexión Bluetooth, se pueden registrar todo tipo de caracteres alfanuméricos.
La venta no estriba sólo en que será más fácil, prometen, escribir en cualquier superficie que en la siempre pequeña pantalla del teléfono móvil, sino que además con este guante-teclado se obtiene una precisión del 99%. Mejoraría así el resultado de transcripción de los asistentes como Siri y evitaría el dramatismo de los sistemas basados en gestos.
Manos mágicas
“Hemos inventado un tejido inteligente que, cuando te lo pones, convierte cualquier superficie en un teclado. Es importante porque cuando tienes u reloj inteligente, o un iPad, o cualquier otro dispositivo con el que necesites interactuar sobre la marcha, ahora mismo necesitas tocar la pantalla y o sentarte frente al teclado”, explica Poliakine, que ha fundado Tap con la ex ingeniera de la NASA Sabrina Kemeny.
Desde la empresa señalan además que pretenden lanzar primero el dispositivo para personas con discapacidad visual, y que abrirán el dispositivo a otros desarrolladores para que creen todo un universo de aplicaciones con las que sacarle el máximo partido: el futuro en sus manos.