No es algo que no se supiera desde hace cierto tiempo: los marcapasos, esos dispositivos que se colocan quirúrgicamente junto al corazón para regular sus pulsaciones y la frecuencia cardíaca mediante señales eléctricas, se pueden hackear.
El problema, según revela un nuevo informa publicado por la compañía de seguridad WhiteScope, es que hay miles de errores en la programación de estos dispositivos que los hacen muy vulnerables a hackeos, algo que pondría en peligro la vida de aquellos que necesiten un marcapasos para vivir.
Esta vulnerabilidad se extiende también a otros dispositivos con sus médicos, como las bombas de insulina o incluso desfibriladores.
La investigación revela que estos aparatos son tan fáciles de hackear como otros dispositivos conectados que habitan en el hogar, con la diferencia de que las consecuencias son mucho más severas. En total, se han encontrado más de 8,000 posibles brechas de seguridad en el código de los dispositivos cardíacos más comunes, una cifra muy elevada.
Esta información resulta especialmente preocupante tras el ataque mundial del virus WannaCry, que entre a diferentes empresas e instituciones, afectó a muchos hospitales del sistema de seguridad social de Reino Unido. Los ordenadores y dispositivos fabricados por Bayer fueron el principal objetivo de este ataque.
Dado que muchos de estos dispositivos se lanzan con conexiones inalámbricas para actualizarlos o mejorar sus funciones, el riesgo de que alguien se cuele en ellos con intenciones malintencionadas es cada vez más alto. Sin embargo, sólo un 17% de los fabricantes toman las medidas de seguridad suficientes para protegerse de ciberataques.