Dennis DeGray tenía 54 años en 2007, cuando a causa de un accidente doméstico sufrió una lesión entre la segunda y la tercera vértebra cervical. Quedó cuadripléjico. Desde entonces cuenta con ayuda externa para realizar la menor acción en su vida. Excepto los días lunes y los miércoles, cuando dos científicos del proyecto BrainGate lo visitan en el asilo donde vive. Gracias a un chip implantado en su cerebro, que funciona como interfaz con una computadora, puede hacer cosas por sí mismo.
“Despliegan varios equipos informáticos que se guardan en una esquina de la habitación de DeGray y enchufan un cable a un toma ubicado en la parte superior de su cabeza“, describió Jeff Wise en Bloomberg Businessweek. “Una vez que está conectado, un chip de un centímetro cuadrado instalado en su corteza motora le permite mover un cursor en la pantalla de una computadora sólo con pensar en hacerlo“.
Se trata de la interfaz cerebro-computadora (BCI) que por medio de cien electrodos que penetran en el cerebro registra la actividad eléctrica de las neuronas y la traducen en información o acciones.
Para mover el cursor, DeGray imagina que su mano está sobre una bola y la gira en cuatro direcciones, como un mouse. Con un teclado en la pantalla, DeGray escribe más de 9 palabras por minuto, letra a letra.
“Esto es como uno de los video games más geniales con los que llegué a jugar”, dijo DeGray al centro de noticias de la Universidad de Stanford, que junto con Brown y Case Western Reserve forman el consorcio de investigaciones BrainGate.
Actualmente una docena de pacientes participan de estos experimentos de BrainGate, “que tratan de dar a los humanos la capacidad de sentir, controlar y comunicarse con el mundo exterior mediante el poder del pensamiento“, según Bloomberg.
Varios proyectos de BCI están en marcha. El pionero fue Bryan Johnson, fundador del servicio de pago Braintree, quien dedicó USD 100 millones a una start-up que investiga la interfaz, Kernel. También Facebook desarrolla un casquete que espera que permita a los usuarios escribir sus pensamientos a razón de 100 palabras por minuto. Elon Musk (Tesla, SpaceX) ha dedicado ya USD 27 —aspira a dedicar USD 100— a Neuralink, una tecnología de fusión de la inteligencia biológica y la digital. El Pentágono financia nueve proyectos de BCI.
Johnson va más allá del uso médico de estas tecnologías. “La siguiente frontera de la aspiración humana está dentro de nuestros cerebros. Actualmente comprendemos el mundo mediante nuestros mecanismos sensoriales, y encontraremos miles o millones de Everests cuando liberemos nuestros cerebros“, dijo a Steven Levy en una entrevista para Wired.
Como muchas veces imaginó la ciencia ficción, Kernel busca aumentar la capacidad neuronal para toda la gente, también la sana. La idea de Johnson es reinventar el cerebro humano, ni más ni menos: “Me siento increíblemente constreñido en mi configuración actual. Mi capacidad de procesar información, de recordarla, de consumirla, de pensar en ella. Incluso mi imaginación”, dijo a Wired. “Sólo me puedo imaginar cosas que me resultan familiares”.
DeGray cree que el futuro les permitirá mejores opciones a otras personas que sufran un cuadro de cuadriplejia como el suyo: “Dentro de diez años —dijo a Bloomberg— un tipo se va a caer como me caí yo, y rápidamente se va a despertar, alguien le pondrá su exoesqueleto y se levantará y caminará hasta un Starbucks“.
Sin embargo, el cerebro es un organismo extremadamente complejo, que tiene 100.000 millones de neuronas, conectadas con otras. Como campo de investigación científico es muy nuevo.
En el video de la Universidad de Stanford se muestra a una paciente que tiene un sensor de silicona implantado en la corteza motora y es parte del estudio de Nivel I que desarrolla BrainGate.