“Podemos decir que comemos plástico”, fueron las palabras de Camille Rowlin, miembro de la expedición “la Odisea de Race for Water” que se mantendrá en el país por 19 días promoviendo la cultura de preservación de los océanos.
El presidente de la fundación, Marco Simeoni, afirmó que según estudios en la actualidad al menos el 50 por ciento de la población consume alimentos provenientes del mar. Lo que quiere decir que, literalmente, al arrojar desechos plásticos a los océanos, miles de millones de peces los consumen y al comer pescados, residuos de basura entran al organismo.
Para 2050, según estimaciones, habrá más residuos plásticos en el mar que animales marinos, porque cada minuto se vierte al océano un equivalente a un camión de basura lleno de plástico.
El 80 por ciento de los residuos marinos se componen de plástico.
El objetivo principal de la embarcación es la de contribuir al conocimiento científico para comprender mejor el impacto de la contaminación de los océanos. Al igual la de alertar al público en general y educar a las generaciones futuras a cuidar el medio ambiente, también poner en marcha soluciones en conjunto con tecnologías innovadoras.
Más que para preservar la vida marina, lo importante de la campaña es cuidar la salud humana.
Otro de los propósitos de la fundación es el de convertir los residuos plásticos en una fuente de energía comercializable.
Los trabajos de concienciación en el país serán en conjunto con la Embajada de Suiza, la Cámara de Comercio y Turismo Domínico-Suiza (CCTDS) y la Armada Dominicana.
El barco que tiene forma de una nave blanca, funciona totalmente con 787 paneles solares, que permiten que este navegue sobre el mar.
La próxima parada que tendrá el barco en tres semanas será Guadalupe en donde se quedará tres meses.
Uno de los proyectos que tiene en planes la fundación Race for Water para otoño de esta año es el de crear una máquina que se encargue de transformar los plásticos en gases o energía, para pagarla con una parte de lo recaudado a los recogedores de basura y sobre todo para brindarle una vida útil a los cientos de toneladas de estos desechos.
El barco tuvo un costo de construcción de unos 15 millones de euros.