Dentro de pocos días, el mundo tecnológico pondrá sus ojos en la monstruosa nueva sede de Apple, no solamente porque tendrá lugar el primer evento de presentación en el Steve Jobs Theater: es la fecha indicada para el anuncio anual de las novedades de la firma de Cupertino.
En el evento, además de las novedades de los sistemas operativos, las nuevas versiones del reloj inteligente, el iPad o el Apple TV, se conocerán las características de los tres nuevos iPhones que se vienen rumoreando desde hace meses.
Esto es (de acuerdo a las últimas versiones) dos sucesores de los iPhone 7 que podrían ser el iPhone 8 y el iPhone 8 Plus, y el dispositivo que celebrará los diez años del iPhone: el iPhone X.
Este último sería el primero en romper la barrera del precio de 1.000 dólares, lo que haría que el modelo sea -al menos en la previa- un aparato caro para el mercado estadounidense.
Y la razón de ese aumento significativo en el precio de arranque (la versión más cara del iPhone 7 no llegaba a 950 dólares) es que traerá una nueva tecnología de pantallas al smartphone de la manzanita, llamada OLED.
Como se supo hace meses, la única compañía capaz de fabricar enormes cantidades de displays OLED es paradójicamente su principal competidor: Samsung.
“El suministro del panel OLED del próximo iPhone está totalmente controlado por Samsung, no por Apple”, escribió Ming-Chi Kuo, analista de KGI Securities, en una nota fechada el miércoles y de la que se hizo eco el sitio Business Insider.
La tecnología, presente en los más recientes smartphones alta gama de la firma coreana, permite pantallas sin bordes y sin botones.
“Esto explica por qué, en primer lugar, Samsung tiene un mayor poder de negociación y, en segundo, por qué ese módulo de pantalla OLED le costará entre 120 y 130 por unidad a Apple podólares(contra los 45 a 55 que cuesta la pantalla de LCD del iPhone” continuó. De más está decir que el analista indica que Apple necesita encontrar una segunda fuente de producción de pantallas OLED.
No solamente por el costo que supone mayor, sino porque la dependencia de Samsung es tal, que si la entrega de los displays se hace lenta por cualquier razón, Apple se va a ver en problemas para satisfacer una demanda que solamente en el próximo año podría alcanzar entre 45 y 50 millones de unidades del iPhone OLED que conoceríamos como iPhone X.
Mientras tanto, la ansiedad camino al 12 de septiembre aumenta entre los fans de la marca.