Los antivirus son un componente fundamental de los ordenadores de todo el mundo, especialmente, de los que funcionan con Windows. Hay muchas marcas y muchas alternativas, todas ellas con bases de datos completas y muros de contención que evitan que los equipos de los usuarios menos cautos se infecten.
Es una pena que, en más ocasiones de las que gustaría, el antivirus en sí sea el problema, y no un potencial virus.
El pasado lunes, Webroot demostró que los antivirus tienen que andarse con mucho cuidado al actualizarse. Debido a un error en su última versión, el programa empezó a marcar los archivos de sistema, que son de los más importantes y básicos de Windows, como potenciales peligros para el usuario, debido a lo cual los puso en cuarentena y, en resumen, hizo que fuera imposible utiliar el ordenador.
A pesar de que solucionaron el error en 13 minutos, las quejas de los usuarios no tardaron en llegar e inundaron tanto Twitter como los foros oficiales del antivirus. Y el problema no acababa ahí: webs de gran relevancia como Bloomberg o Facebook también permanecieron inacesibles pues Webroot las marcó como peligrosas.
La compañía tras el antivirus asegura tener 30 millones de usuarios en todo el mundo y ya ha dado soluciones para desbloquear los archivos en sus ediciones tanto caseras como profesionales, si bien no han dado datos de cuántos usuarios se vieron afectados por este importante desliz.
Este error tan masivo hace que muchos se cuestionen, una vez más, la utilidad real de los antivirus. Al margen de que muchos suelen venir instalados en los ordenadores de grandes marcas, como parte de un acuerdo con ellas más que como un servicio a sus usuarios; lo invasivo de sus avisos y operaciones y los errores que suelen presentar son factores también muy importantes en este sentido.