Faraday Future, envuelta en graves problemas de liquidez, ha cumplido con su promesa y ha presentado su primer vehículo en el CES de Las Vegas, el FF91. Se trata de un vehículo eléctrico de lujo con prestaciones a la altura de ese calificativo: 1.050 caballos de potencia y en torno a 600 km de autonomía.
Faraday Future nació con el objetivo de rivalizar con Tesla, en concreto con el Model X, y, aparentemente, cumplirá con sus pretensiones cuando llegue al mercado. Es un modelo con capacidad para cuatro pasajeros y cuenta con un sistema de propulsión con el que la firma quiere convertirle en el coche con mayor aceleración del mundo: pasar de 0 a 100 km/h es cuestión de 2,39 segundos.
Montará una superbatería de 130 kWh, lo que le permitirá superar ligeramente los 600 km de rango. Esta puede recargarse bien con un cargador doméstico, con el que la batería se recarga un 50% en cuatro horas y media, o bien con un cargador de alta potencia, con el que la carga completa se logra en algo menos de una hora.
También montará un sistema de conducción autónoma, siendo el primer vehículo de producción que monta un radar 3D (LIDAR) retráctil. Este sale del capó en lugar de ir instalado en el techo, como suele ser habitual en los concept que se basan en estos sistemas de autoconducción. Para completar esta tecnología, incluye diez cámaras HD, 13 radares convencionales y 12 sensores ultrasónicos.
Si bien, el sistema de conducción autónoma sembró cuanto menos algunas dudas en la presentación. Nick Sampson, confundador de Faraday Future, trató de hacer un aparcamiento autónomo gracias al modo ‘Driverless valet’ y el vehículo no se movió. El responsable de la firma alegó que el error podría deberse a interferencias con el edificio.
Otros aspectos a resaltar es que es un vehículo con tecnología LTE que pretende crear “un ecosistema de movilidad conectado a internet”, tal y como ha afirmado Jia Yueting, fundador de la firma, y el abandono de los espejos retrovisores convencionales en favor de cámaras que proyectan la imagen en tiempo real en la pantalla del interior del vehículo.
Estéticamente, la superficie es en su mayoría acristalada y puede oscurecerse cuando los pasajeros lo deseen con tan solo pulsar un botón. Su aerodinámica, además, es de tan solo 0,25 Cx.
La firma ha puesto a la venta este ambicioso modelo que puede ser ya reservado previo depósito de 5.000 dólares. La primera hornada, si todo sigue su trámite, será de 300 unidades bautizadas como ‘Alliance Edition’ y llegarán a las carreteras estadounidenses en 2018. Sobre el precio, la compañía aún no ha dado cifras, aunque varias informaciones apuntan a que podría rondar los 200.000 dólares.
Presentación en una situación convulsa
La coyuntura en la que se ha dado a conocer el FF91 no es la más propicia. Cabe recordar que Jia Yueting, el empresario chino que fundó LeEco y que está detrás de este proyecto,anunció a finales de 2016 que la entidad estaba atravesando una grave crisis de liquidezdebido a un exceso de ambición que ha acabado desbordando la capacidad de la empresa.
De hecho, a fin de revertir la situación, se comprometió a recortar sus ingresos a 1 yuan (14 céntimos de euro), rebajar drásticamente el ritmo de expansión de la empresa y llevarla hacia una fase de crecimiento más moderado. Paralelamente se vio abocado a paralizar la construcción de su fábrica en Nevada a la que había destinado 1.000 millones de dólares después de retrasarse en pagos por valor de 20 millones de dólares. Posteriormente, varios de los proveedores de LeEco, como MediaTek, denunciaron el impago de la entidad de Jueting.
Esta situación sembró unas dudas que hoy, con la presentación del FF91, podrían comenzar a disiparse progresivamente. Desde la compañía el mensaje es claro: “Vamos a persistir a pesar de todos los detractores y escépticos. Vamos a llevar a cabo lo imposible para hacerlo posible”, aseguró Sampson en declaraciones a Bloomberg.