¿Te imaginas cómo sería el mundo si Mark Zuckerberg fuera presidente de los Estados Unidos? Esa fue la pregunta que esta semana muchos analistas de Silicon Valley se hicieron después de que el fundador de Facebook contratara a David Plouffe, un consejero profesional que en su momento apoyó a Barack Obama.
El experto participará en la fundación filantrópica Iniciativa Chan Zuckerberg del CEO tecnológico y su esposa. Plouffe, quien hasta hace poco estaba trabajando con la firma Uber, trabajará para darle una mejor voz “a las personas que quieren construir un mejor mundo, sin importar dónde vivan, su pasado o su ideología”.
La Iniciativa Chan Zuckerberg nació en 2015, poco después del nacimiento de la hija de la pareja. Su objetivo es curar enfermedades y dar conectividad a todas las personas del mundo. La pareja incluso prometió entregar el 99% de las ganancias de sus acciones en Facebook – estimadas en US$45 mil millones- a la causa.
Zuckerberg también anunció que la Iniciativa contrató a Ken Mehlman, uno de los dirigentes de la campaña presidencial de George W. Bush para ser parte de la mesa de consejeros. La contratación de Plouffe y Mehlman parece demostrar que las grandes empresas de Silicon Valley están entendiendo que deben participar más en la política (o al menos entender su mundo) para lograr los cambios que realmente desean.
No solo eso, en mayo pasado la compañía hizo cambios en su estructura al generar una nueva clase acciones sin voto que le permitiría a Zuckerberg quedarse sin acciones sin dejar de ser el CEO de la compañía.
La pregunta obligada es ¿realmente necesita Zuckerberg ser presidente de los Estados Unidos para lograr los cambios que quiere? Tiene menos de 35 años y es el sexto hombre más rico del mundo. No solo eso, es el CEO de Facebook, plataforma que hasta hoy tiene más de 1,500 millones de usuarios. Ya tiene suficiente influencia.