Verizon, AT&T y el resto de la industria inalámbrica estadounidense se jactan considerablemente de los nuevos smartphones de este año: gracias a las actualizaciones de red, los dispositivos podrán descargar hasta un gigabit de datos en un solo segundo –velocidades 100 veces más rápidas que antes.
Pero eso no ocurrirá con los iPhone más nuevos de Apple, los dispositivos que saldrán a la venta a finales de este año, lo que deja al producto más importante de la compañía potencialmente rezagado respecto de smartphones rivales en cuanto al rendimiento en materia de datos.
El motivo se debe a la forma delicada y a veces complicada en que Apple maneja el aprovisionamiento de los componentes integrados en su dispositivo estrella –en este caso los módems que gestionan la conexión entre un teléfono y la red celular.
Uno de los proveedores de Apple, Qualcomm, vende un módem capaz de alcanzar velocidades de descarga de 1 gigabit. Otro proveedor, Intel, está trabajando en un módem con la misma capacidad, pero no estará listo cuando se introduzca el iPhone, según personas al tanto de la decisión de Apple.
Apple podría, en teoría, usar los chips de Qualcomm, pero tiene aversión a depender de un solo proveedor, y su relación con Qualcomm, con sede en San Diego, es particularmente complicada.
La empresa con sede en Cupertino, California, mantiene una amarga disputa judicial con el fabricante de chips, acusando al proveedor de mantener un monopolio ilegal, y está tratando de debilitar el dominio de Qualcomm sobre el mercado de los módems de teléfonos inteligentes de alta gama. Es por eso que seguirá con los módems de Qualcomm para algunos de sus nuevos iPhone al tiempo que confía en Intel para otros.
Hasta que Intel pueda ofrecer sus chips con características coincidentes, Apple no habilitará algunas de las capacidades de los teléfonos que funcionan con módems Qualcomm, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas porque el plan no es público.
Apple, Qualcomm e Intel se negaron a hacer declaraciones.
La decisión de Apple choca con los planes de marketing de una industria de telefonía celular desesperada por mostrar velocidades de red más rápidas para captar cuota de mercado.
Los principales operadores inalámbricos de Estados Unidos –Verizon AT&T, T-Mobile y Sprint– han declarado 2017 como el año de las velocidades de 1 gigabit.
Apple utilizó dos proveedores de módems –y la misma técnica para ocultar disparidades de rendimiento– para el iPhone7 del año pasado.
Pero el avance de las redes gigabit inalámbrico podría volver más arriesgada la estrategia: los usuarios del iPhone tendrán una experiencia unificada, no importa qué módem se encuentre dentro del nuevo dispositivo, pero éste podría parecer aún menos veloz en comparación con los nuevos smartphones listos para gigabit de otros fabricantes.
Los operadores podrán presumir de velocidades de 1 gigabit si los clientes utilizan otros teléfonos. El Galaxy S8 de Samsung Electronics, principal rival de los próximos iPhone, tiene el módem X16 LTE de Qualcomm y se mantendrá al día con las altas velocidades de las principales redes inalámbricas.
Sprint vende HTC U11 apto para gigabit y tendrá un teléfono Gigabit LTE Motorola a finales de este año.
La decisión de Apple de introducir nuevas tecnologías cuando quiere, en vez de seguir lo que dicta el mercado, no es nueva.
El iPhone original fue lanzado en 2007 sin soporte para redes 3G, y aun así fue increíblemente exitoso. Recién en 2012 el iPhone incorporó la tecnología LTE que es la base de las redes 4G –un año después de que Samsung Electronics añadió esa capacidad a sus teléfonos inteligentes.