Será una opción para pacientes que no responden a los medicamentos anticonvulsivos. Muchas personas que viven con epilepsia no responden a los medicamentos anticonvulsivos, por lo que se les recomienda cirugía cerebral, pero algunos de esos pacientes no son candidatos a esta opción. La implantación de un dispositivo electrónico en el cerebro para controlar las convulsiones en la epilepsia es un adelanto médico que hoy se está considerando como una opción, esta nueva esperanza para las personas con epilepsia está siendo estudiada en el Houston Methodist Hospital.
De acuerdo con el Dr. Amit Verma, neurólogo especialista en epilepsia y ataques del Houston Methodist Hospital, los pacientes que no responden a los medicamentos anticonvulsivos, son diagnosticados con epilepsia refractaria, para la mayoría de estos pacientes, la siguiente opción de tratamiento es la cirugía, donde se les extirpa el área del cerebro que está causando las convulsiones.
Sin embargo, los pacientes cuyas convulsiones se originan en ambos lados del cerebro, generalmente no son candidatos para esta opción quirúrgica.
“La cirugía tradicional no es una opción para muchos pacientes, porque extirpar el tejido de ambos lados del cerebro los podría dejar sin memoria”, explica el Dr. Amit Verma, también Codirector del Programa Integral de Epilepsia de Houston Methodist Hospital
¿Cómo funciona el dispositivo?
Este dispositivo de neuroestimulación receptivo llamado sistema RNS, ya está siendo utilizado en pacientes con epilepsia refractaria, a través de este dispositivo, los pacientes reciben ligeros choques eléctricos que ayudan a estabilizar la actividad cerebral y a detener las convulsiones antes de que aparezcan los síntomas físicos.
Desarrollado por la compañía Neuropace, el sistema consiste en un neuroestimulador que se implanta en el cráneo del paciente y un control remoto que les permite recopilar información de forma inalámbrica, misma que será recabada por el médico tratante.
Una vez que se enciende el dispositivo, registra datos valiosos que permiten a los médicos rastrear el tratamiento de un paciente y mejorar la atención, así como la calidad de vida de las personas que viven con epilepsia.