Gráficos espectaculares, iguales a los que es posible conseguir en cualquier consola de última generación, pero todo en una laptop de apenas $200 dólares. Esa es la última promesa de Google, que ha anunciado esta semana el primer “test técnico” de un nuevo servicio de streaming de videojuegos que de momento se conoce como Project Stream.
La idea es parecida a la que otras compañías, como Microsoft o Nvidia, llevan tiempo explorando. En lugar de ejecutar el juego en la máquina del jugador, la partida tiene lugar en un servidor remoto mucho más potente, equipado con tarjetas gráficas capaces de ejecutar el juego con el máximo nivel de detalle.
Este servidor recibe sólo las señales de los movimientos que realiza el jugador en un control conectado a la máquina local, y envía el vídeo en tiempo real y calidad 1080p con lo que ocurre en el juego a una ventana, en este caso, del navegador oficial de Google, Chrome.