A finales de agosto se produjo una pérdida de oxígeno en la Estación Espacial Internacional. Estaba causada por una pequeña abertura de unos pocos milímetros. En un principio se dijo que la había provocado el impacto de un micrometeorito. Pero, poco después, un portavoz de la agencia espacial rusa, explicó que el agujero había sido hecho desde dentro con un taladro.
Lo más sencillo sería pensar que fue un accidente, pero la misma fuente insinuó que podría haber sido hecho intencionadamente. Varios medios rusos se hicieron rápidamente eco de la teoría del sabotaje, afirmando incluso que el causante era un astronauta mentalmente inestable.
Pero, ahora, el jefe de la misión en la ISS, el astronauta estadounidense Drew Feustel, asegura que la hipótesis del sabotaje es descabellada, y que resulta vergonzoso insinuar que alguno de los tripulantes de la estación espacial pudo haber causado la fuga a propósito.