Una investigación de la Universidad de Cardiff realizada por el MIT, indica que algunos robots impulsados por inteligencia artificial serían capaces de “desarrollar prejuicios contra otros robots cuando están trabajando juntos”. Aunque aquí hay que mencionar que esto dependería del contexto y la situación en concreto, este comportamiento sería muy parecido a lo que ocurre en los grupos de trabajo de los humanos.
Esta investigación consistió en el desarrollo de un simulador de trabajo en equipo, una especie de juego con dos grupos de robots autónomos, cada uno tenía el objetivo de donar objetos ya sea a otros robots de su propio equipo o a los del otro bando, esto basándose en la reputación de cada robot y las estrategias de donación.
A través de este experimento se buscaba medir el nivel de prejuicio contra los extraños. Mientras se avanzaba con este juego, y durante miles de simulaciones, la investigación mostró que los robots aprendían nuevas estrategias copiándose entre sí dentro de sus propios grupos, e incluso dentro de toda la población.
Los primeros resultados de la investigación mostraron que los robots copiaron estrategias que les dieron una mejor recompensa en el corto plazo, lo que indicaba que la alta capacidad cognitiva no era algo determinante para poder “desarrollar prejuicios”.