Una de las redes sociales más interesantes es Twitter, la cual permitía apenas 140 caracteres por mensaje, aunque eventualmente duplicaría la cantidad de letras para así, hacerla más eficiente en la comunicación del tipo “microblogging”, es decir, como para poner comentarios y no estar sujeto a demasiadas restricciones al escribir, particularmente en términos del número de letras.
Pero además, desde el inicio Twitter fue un sistema muy abierto, en donde no se requería que los usuarios diesen sus nombres reales. La idea fue desde el principio, el poder expresarse con toda la libertad posible. Sin embargo, esta política tiene sus bemoles, sus consecuencias. El problema es que el servicio comenzó a llenarse de cuentas falsas, cuentas que se generaban automáticamente y que se usaban como legiones de usuarios fantasmas que bien podían apoyar una postura en un tema particular. Estos son los llamados “bots” en Twitter.
Muchas compañías y organizaciones usan sus cuentas de Twitter de manera legal, es decir, con fines de comunicación con sus clientes. Sin embargo, cuando se da tanta libertad vienen los abusos y se sabe que incluso los gobiernos de algunos países han creado bots para apoyar sus campañas políticas, para definir posturas y para hacer creer que las mayorías están con ellos. También los grupos de cibercrimen usan bots para, por ejemplo, crear esquemas fraudulentos con la criptomonedas.
Jack Dorsey, CEO de Twitter, sin embargo, dijo esta semana que ve un buen potencial a la autentificación biométrica como una forma de combatir la manipulación e incrementar la confianza en la plataforma. “Si podemos utilizar tecnologías como FaceID o TouchID o alguna de las que usan mediciones biométricas que permiten que los usuarios sean reconocidos por sus dispositivos como los legítimos dueños de los mismos, podríamos empezar a etiquetar y dar a las personas más contexto por la forma en que interactúan, dando así más credibilidad a la ecuación”. Y añade: “es algo que necesitamos corregir”.