En el siglo XXI estamos asistiendo a una mayor inversión en energías renovables. La escasez de los recursos fósiles será una realidad en los próximos años, por lo que es necesario recurrir a alternativas que no entrañen problemas al medio ambiente. Por fortuna, la madre naturaleza nos ha obsequiado diferentes alternativas para obtener energía sin deteriorar los ecosistemas.
Una de ellas es el empleo de los ya clásicos paneles fotovoltaicos. Esta solución está siendo cada vez más eficiente, llegando a contar con más y más instalaciones dedicadas especialmente a la obtención de la energía solar y su correspondiente transformación en electricidad. Pese a ser todavía una tecnología con un retorno de la inversión lento, se estandarizará su uso.
Más aún cuando estamos asistiendo a la presentación de soluciones como la que nos plantea Smartflower. Basándose sencillamente en la actividad de los famosos girasoles, esta estructura determina, en todo momento, cuál es la mejor posición para obtener una mayor fuente de energía. El grado de inclinación de estas placas, de hecho, puede llegar a influir de forma notable a su eficiencia.
El desarrollo de esta tecnología permite, por tanto, contar con un sistema mucho más comercializable. De hecho, su fácil plegado hace posible que su instalación pueda tener lugar de forma sencilla.