El verano es genial: vacaciones, playa, parrilladas. Pero no olvides el extremo calor que te empuja a pararte justo debajo de tu aire acondicionado, cerrar los ojos y sentir esa corriente de aire frío que alivia. Durante estos meses probablemente notarás que tú factura de electricidad comienza a dispararse. Afortunadamente, tenemos algunos consejos para mantener tu hogar lo más cómodo posible mientras minimizas la cantidad de electricidad que usas (y el dinero que gastas).
Regístrate para una auditoría energética: si tu casa no es nueva, tal vez el aire frío del interior se filtre a través de puertas y ventanas. Para ver qué tan bien está aguantando el frío tu hogar, regístrate para una auditoría de energía del hogar con tu proveedor de servicios públicos o un contratista local. Si no quieres ir por una auditoría, haz la tuya propia. Párate fuera de tu casa y pasa la mano por las ventanas y puertas. ¿Puedes sentir el aire frío escapando? Si lo hace, sella las ventanas con fugas y aísla las puertas.
Cierra las persianas: una ventana que deja entrar el sol caliente no solo calentará tu termostato, también te calentará a ti. Durante la parte más calurosa del día, cierra las persianas para protegerte del sol. También puede ayudar a aislar las ventanas, lo que evita que se escape el aire frío.
Aumenta la temperatura: para ahorrar la mayor cantidad de dinero, ajusta siempre el termostato a la temperatura más alta que puedas soportar cómodamente. Daikin, un líder japonés de climatización, recomienda regular adecuadamente la temperatura de la estancia, manteniéndola entre los 22º y los 25ºC. Según aumente la humedad será necesario reducir la temperatura para mantener la misma sensación térmica. La temperatura recomendada en los meses de verano es de 25º C. Una diferencia con la temperatura exterior de más de 12º C no es saludable y cada grado que disminuya la temperatura estará consumiendo un 8% más de energía.